Yuri Leclerc

Una vez que Fódlan se hubo recuperado, la organización de Yuri controló los bajos fondos durante las décadas siguientes. No es coincidencia que, allá donde prosperaban sus negocios ilícitos, también lo hicieran los hospicios y los orfanatos. Su generosidad con los oprimidos le otorgó el sobrenombre de «Señor del hampa».

Tras ascender al trono como primer monarca del Reino de Fódlan, Byleth trabajó incansablemente para paliar los estragos de la guerra. A su lado siempre estuvo Yuri, quien nunca dejó de promover medidas destinadas a beneficiar a los menos afortunados. Tras una vida dedicada a trabajar por el futuro de Fódlan, la pareja se alejó para siempre de la vida pública. Lo único que se sabe con relativa certeza, gracias a la correspondencia que mantenían con sus amistades, es que ambos vivieron largos años y que el paso del tiempo no parecía hacer mella en ellos.

Tras convertirse en el nuevo Arzobispo de la Iglesia de Seiros, Byleth trabajó incansablemente para paliar los estragos de la guerra. A su lado siempre estuvo Yuri, quien nunca dejó de promover medidas destinadas a beneficiar a los menos afortunados. Tras una vida dedicada a trabajar por el futuro de Fódlan, la pareja se alejó para siempre de la vida pública. Lo único que se sabe con relativa certeza, gracias a la correspondencia que mantenían con sus amistades, es que ambos vivieron largos años y que el paso del tiempo no parecía hacer mella en ellos.

Al acabar la guerra, y tras la modesta celebración de su enlace con Yuri, Byleth se unió al ejército imperial en su larga lucha contra las Serpientes de las Tinieblas. Aunque el conflicto alcanzó cotas inauditas de crueldad, la pareja procuró siempre anteponer el bienestar del pueblo y salvar tantas vidas como fuese posible. Esa guerra marcó su última mención en las crónicas oficiales, aunque, durante años, continuaron circulando rumores acerca de sus andanzas en los bajos fondos.

Tras ascender al trono como primera monarca del Reino de Fódlan, Byleth trabajó incansablemente para paliar los estragos de la guerra. A su lado siempre estuvo Yuri, quien nunca dejó de promover medidas destinadas a beneficiar a los menos afortunados, misión que luego heredaron sus descendientes. Años más tarde, salió a la luz la correspondencia privada de la pareja, que reveló que, en la intimidad, ella llamaba a Yuri con un nombre distinto, aunque nadie sabe con certeza por qué.

Tras convertirse en la nueva Arzobispa de la Iglesia de Seiros, Byleth trabajó incansablemente para paliar los estragos de la guerra. A su lado siempre estuvo Yuri, quien nunca dejó de promover medidas destinadas a beneficiar a los menos afortunados, misión que luego heredaron sus descendientes. Años más tarde, salió a la luz la correspondencia privada de la pareja, que reveló que, en la intimidad, ella llamaba a Yuri con un nombre distinto, aunque nadie sabe con certeza por qué.

Al acabar la guerra, y tras la modesta celebración de su enlace con Yuri, Byleth se unió al ejército imperial en su larga lucha contra las Serpientes de las Tinieblas. Aunque el conflicto alcanzó cotas inauditas de crueldad, la pareja procuró siempre anteponer el bienestar del pueblo y salvar tantas vidas como fuese posible. Esa guerra marcó su última mención en las crónicas oficiales, aunque, durante años, continuaron circulando rumores acerca de sus andanzas en los bajos fondos.

Al acabar la guerra, Yuri volvió a los bajos fondos para retomar sus responsabilidades como jefe del hampa. Un buen día, coincidió de manera fortuita con Balthus, quien se había vuelto a arruinar y estaba al borde de la inanición, y le ofreció empleo como guardaespaldas. Este aceptó en un principio solamente para sobrevivir, pero acabó gustándole tanto su nuevo modo de vida que permaneció al lado de Yuri el resto de sus días. Se dice que, durante siglos, la mera mención del señor de los bajos fondos y del Rey de la Lucha infundía temor.

Tras la guerra, Constance se dedicó en cuerpo y alma a la investigación mágica. Sus descubrimientos le dieron fama y permitieron el reingreso de su casa en la nobleza, decisión que fue aceptada con fingido entusiasmo por la aristocracia y con silencio por parte de Yuri, su marido. El suyo fue un matrimonio bastante bien avenido, aunque Yuri a menudo se ausentaba de la mansión familiar durante periodos prolongados, para preocupación de su familia. Pero nada de esto preocupaba a Constance, quien siempre decía entre risas que ya volvería a casa. El tiempo le daría la razón, puesto que Yuri moriría en la cama, décadas más tarde, junto a su amada esposa.

Al acabar la guerra, Hapi viajó a su remoto pueblo natal en compañía de Yuri, lo que suscitó un gran revuelo, pero permitió que Hapi se rencontrara con su familia. Superada la timidez inicial, acabaron celebrando una gran fiesta aquella misma tarde. Yuri no se esperaba para nada aquel repentino giro de los acontecimientos, pero no tardó en unirse a la algarabía y disfrutar como el que más durante los siete días —con sus respectivas noches— que duró el jolgorio. Pasados varios años volvieron a hacer otra visita al pueblo y sus habitantes se reunieron en una nueva celebración: un fastuoso convite de boda.

Bernadetta heredó la jefatura de la Casa Varley, pero su gran timidez le impedía cumplir su deber con eficacia. Un buen día coincidió con Yuri, que pasaba por las tierras de los Varley, y ya no se separó de él hasta que este aceptó convertirse en su marido. Aunque los súbditos no daban crédito, se dice que nadie estaba más perplejo por este enlace que el propio Yuri. En todo caso, la unión propició una mayor cercanía de la condesa con el pueblo, ya que Yuri logró que su esposa abandonase en ocasiones su encierro. Bernadetta gobernó su territorio con sabiduría y pasó a la historia como una dirigente capaz y brillante.

A pesar del caos que provocó la guerra, la excantante Dorothea fundó una modesta compañía operística que atrajo a grandes talentos líricos de diversas extracciones sociales. Tras décadas de arduo trabajo, llegó incluso a rivalizar con la mismísima Compañía Operística Mittelfrank. De todo su repertorio, la obra favorita del público era una obra que narra cómo una cantante desencantada conoce a un joven ambicioso y regresa a los escenarios... Dicha historia los hizo pasar a la posteridad.

Yuri desapareció en los bajos fondos de Faerghus y jamás se volvió a saber de él. Sin embargo, años más tarde se descubrió un diario que narraba las gestiones que hizo ante la corona para lograr la creación de una enfermería y un hospicio para los más necesitados. Se cree que pertenecía a Ingrid, quien había abandonado la Casa Galatea para unirse a los caballeros que servían a la Casa Blaiddyd. Hay quien cree que acabaron retirándose y abriendo juntos una posada donde servían comidas a precios reducidos para gente de todo origen y condición.

Ingrid logró que se respetaran las fronteras del territorio de los Galatea, que había sido usurpado, y se convirtió en su nueva señora. Debido a que había abandonado anteriormente su casa, no fue bien aceptada por la plebe, que, sin embargo, acabó aceptando sus medidas políticas con buen talante. Ingrid no tardó en descubrir que la clave para ganarse la confianza del pueblo había sido Yuri y, tras rencontrarse, se casaron enseguida. Ambos trabajaron sin descanso para lograr que sus tierras prosperasen. Se dice que, al final de un largo día de trabajo, a Ingrid solo la animaba la comida que preparaba su marido.

Murió en una lucha contra un grupo rival tras la batalla de Garreg Mach. No pudo cumplir su promesa de acudir al rencuentro.

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