Endings

Hilda (Solo)

Tras la guerra, Hilda dedicó su tiempo libre a la creación de complementos, y sus originales creaciones le valieron una gran fama. Más tarde, su hermano la ayudó a abrir una reputada escuela de diseño en Fódlan, donde ejerció como profesora y directora. Ayudó a numerosos alumnos a seguir su vocación y a convertirse en grandes creadores.

Byleth. Masculino. & Hilda

Nieve plateada
Viento glauco

Tras ascender al trono como primer monarca del Reino de Fódlan, Byleth anunció su enlace con Hilda. La nueva reina participó rara vez en la toma de decisiones políticas, pero su contribución al resurgir de Fódlan fue a pesar de ello incuestionable, principalmente por su infalible instinto para elegir ministros y consejeros. La afición de Hilda por la fabricación de accesorios también reportó un gran beneficio al reino, dado que la llevó a abrir una escuela de artesanía que formaría a grandes talentos. Se dice que uno de los alumnos de esta academia esculpió una fenomenal estatua del rey en la que se le veía aceptando un regalo de su esposa.

Byleth. Masculino. & Hilda

Luna añil

Tras proclamarse nuevo Arzobispo de la Iglesia de Seiros, Byleth anunció su enlace con Hilda. Esta participó rara vez en la toma de decisiones políticas, pero su contribución al resurgir de Fódlan fue a pesar de ello incuestionable, principalmente por su infalible instinto para elegir consejeros. La afición de Hilda por la fabricación de accesorios también reportó muchos beneficios, dado que la llevó a abrir una escuela de artesanía en Garreg Mach que formaría a grandes talentos. Se dice que uno de los alumnos de esta academia esculpió una fenomenal estatua del Arzobispo en la que se le veía aceptando un regalo de su esposa.

Byleth. Masculino. & Hilda

Flor carmesí

Casi sin dar tiempo a que Byleth y Hilda celebrasen su suntuosa boda, la guerra contra las Serpientes de las Tinieblas se reanudó. Ambos lucharon sin descanso y, tras muchos avatares, lograron restaurar la paz en Fódlan. Cumplida su misión, abandonaron el ejército imperial para viajar a las tierras de los Goneril, donde la afición de Hilda por la fabricación de accesorios reportó sus frutos, dado que convenció a su marido de abrir una academia para formar artesanos. El proyecto atrajo a muchos alumnos de singular talento, y uno de ellos llegó a esculpir una fenomenal estatua de Byleth en la que se le veía aceptando un regalo de su esposa.

Claude & Hilda

Tras dejar el futuro de Fódlan en manos de sus amigos, Claude retornó a Almyra para reclamar el trono, cosa que la familia real vio con buenos ojos al comprobar lo mucho que había madurado. Años más tarde, cuando ya era rey, anunció por sorpresa su compromiso con Hilda. Después de haberse preparado con su hermano para la llegada de ese momento, Hilda hizo gala de un insólito talento para la diplomacia y contribuyó en gran medida al establecimiento de relaciones de amistad entre Fódlan y Almyra. El hecho de contar durante dos generaciones seguidas con una reina nacida en Fódlan provocó un gran cambio en el sistema de valores de Almyra.

Ferdinand & Hilda

Not Flor carmesí

Tras convertirse en el nuevo duque de Aegir, Ferdinand anunció su enlace con Hilda, hija del duque de Goneril. El pueblo recibió a la pareja de buen grado, esperanzados con que trajeran prosperidad a sus tierras. Ambos iniciaron una serie de reformas políticas que, en efecto, impulsaron la recuperación de la región. Hilda, siempre discreta, se mantuvo en un segundo plano, pero demostró un gran olfato al recomendar a gente excepcional para puestos de responsabilidad. Su afición por los accesorios la llevó a abrir una excelente escuela de artesanía, donde se formó a grandes talentos. El propio Ferdinand estudió allí, y se dice que creó numerosas alhajas para su mujer.

Caspar & Hilda

Ni Caspar ni Hilda deseaban heredar los títulos de sus respectivas casas. Decidieron embarcarse juntos en un viaje de placer sin destino definido: visitaron lugares de lo más coloridos y se aventuraron incluso fuera del continente. Debido a su carácter impulsivo, Caspar provocaba altercados por doquier, pero Hilda, lejos de impedírselo, se limitaba a reírse a carcajadas de las situaciones en las que se veía metido. El viaje llegó a su fin el día que Holst, el hermano de Hilda, los reprendió a ambos para que se casaran y sentaran la cabeza, nombrando a Caspar caballero de la Casa Goneril. La pareja tuvo muchos hijos y vivió feliz el resto de sus días.

Lorenz & Hilda

Lorenz, convertido en jefe de la Casa Gloucester, dedicó buena parte de sus energías al restablecimiento de sus tierras. Con el tiempo, acabó involucrándose de lleno en el gobierno de todas las tierras de Fódlan y ganándose el respeto como político por parte de la plebe. Un buen día anunció que se casaba con su prometida, Hilda, hija única del duque de Goneril. Fue ella quien sugirió la creación de academias para formar artesanos por todo Fódlan. Como consecuencia, el gremio experimentó un notable crecimiento, traducido en la producción y exportación masiva de accesorios de gran calidad. Hoy en día hay estatuas en cada academia en honor a la ilustre pareja.

Raphael & Hilda

Tras servir como caballero a su patria, Raphael abrió una posada junto a Maya, su hermana pequeña. Un buen día, sin previo aviso, apareció Hilda, de quien Maya aún conservaba un precioso collar que le había regalado. Hilda la obsequió entonces con un tocado para el pelo, lo que suscitó tal entusiasmo en Maya que declaró su intención de convertirse en artesana y transformar la posada en una tienda de accesorios con taller adosado. A Hilda le entusiasmó la idea, de modo que decidió quedarse. Los tres vivieron felices entregados a su nuevo negocio.

Ignatz & Hilda

Hilda regresó a su tierra y allí hizo realidad sus sueños con la apertura de una academia para formar artesanos. Desde entonces se entregó por completo a su trabajo. Por su parte, Ignatz había convencido a su familia para convertirse en pintor paisajista y se dedicaba a viajar por todo el mundo para plasmar sobre el lienzo la gente y los lugares que veía. Hilda, que andaba en busca de materiales para fabricar accesorios, invitó a Ignatz a dar clases en su academia y, con el tiempo, el amor floreció entre ambos. Su matrimonio fue tan feliz que, se cuenta, originó un movimiento artístico.

Marianne & Hilda

Hilda y Marianne regresaron a sus respectivos hogares, pero se mantuvieron en contacto por correspondencia y su amistad perduró. La afición de Hilda por fabricar accesorios la llevó a planear la apertura de una escuela para formar a grandes artesanos. Cuando le explicó su idea a Marianne, esta se comprometió a financiarla con los fondos de la Casa Edmund. Años después, las escuelas de artesanía de Hilda poblaban todo Fódlan, produciendo talentos inigualables y obras de calidad nunca vista. La propia Hilda creó accesorios que envió después a Marianne y que devinieron tesoros de incalculable valor, conservados en museos.

Hilda & Seteth

Acabada la guerra, Seteth se entregó a la tarea de restaurar la Iglesia. En sus ratos libres, seguía escribiendo cuentos para niños, pero le molestaba no contar con ilustraciones a la altura de sus fábulas. La noticia llegó a oídos de Hilda, que de inmediato viajó a Garreg Mach para completar las historias de Seteth con sus dibujos y comenzar a distribuirlas por todo Fódlan. Se dice que se hicieron tan famosas que, durante muchas generaciones, no hubo niño en todo el continente que no se las leyera desde la primera hasta la última.

Hilda & Cyril

Hilda regresó a su hogar, donde fundó la primera escuela de artesanía de Fódlan. Como directora de la institución, viajó a Garreg Mach para ofrecer una donación a la renovada Iglesia. Allí se topó con Cyril, que se había graduado en la Academia de Oficiales y ahora engrosaba las filas de los Caballeros de Seiros. Los dos habían madurado, y el afecto que sentían el uno por el otro acabó transformándose en amor. Tiempo después, Cyril dejaba el monasterio, recién casado con Hilda, para convertirse en caballero de la Casa Goneril. A las órdenes de Holst, su cuñado, resultó clave en las negociaciones diplomáticas que los Goneril entablaron con sus vecinos almyrienses.

Hilda (Solo)

Hilda did not die
Not Viento glauco

Sufrió una misteriosa enfermedad y murió tras la batalla de Garreg Mach. No pudo cumplir su promesa de acudir al rencuentro.

Hilda (Solo)

Hilda did not die
Viento glauco

Fue herida en la batalla de Garreg Mach. Luna solitaria del año 1180. Murió poco después al empeorar su estado.

Hilda (Solo)

Hilda did not die
Viento glauco

Fue herida en: <Batallas>. <Mes> del año <Año>. Murió poco después de la guerra al empeorar su estado.

Hilda (Solo)

Hilda did not die
Not Viento glauco

Cayó en: <Batallas>. <Mes> del año <Año>.

Balthus & Hilda

El caos que siguió a la guerra permitió que buena parte de las deudas de Balthus nunca fuese reclamada. Comoquiera que pudo saldar el resto con su parte del botín, al fin dejó atrás a sus acreedores, se reformó y recorrió el mundo en compañía de Hilda. Juntos cruzaron la Garganta de Fódlan y atravesaron Almyra para llegar a un lejano y próspero reino de oriente. Solo se conservan fragmentos de su diario de viaje, aunque su inicio sí está ampliamente documentado: Balthus y Holst libraron un espectacular duelo para dirimir si Hilda podía emprender el viaje o, por el contrario, debía permanecer en casa. Por una vez, Balthus derrotó a su querido amigo.