Dimitri & Ingrid C / houses.fedatamine.com

Ingrid, Dimitri enter the scene

Gracias por el duelo, alteza, aunque he de reconocer que aún no estoy a tu altura...

No seas tan modesta. Tu entrenamiento ha dado sus frutos, sin duda alguna. Has progresado notablemente.

Preferiría escuchar tus alabanzas cuando haya conseguido al fin un punto a mi favor en uno de nuestros combates...

Mira, Ingrid... Es cierto que en la lucha a pie suelo salir victorioso...

Pero, a caballo, te manejas con la lanza infinitamente mejor que yo. ¿No toleras ni que te supere al menos en mi terreno?

¡No, no puedo permitirlo! Mi deber es volverme más fuerte y luchar hasta el límite para defender el Reino y a su gente.

Cuánta pasión... Por cierto, ¿dónde has aprendido esa estocada tan sorprendente que hiciste antes?

Estoy casi seguro de que solo había visto a Glenn ejecutarla...

¿La has reconocido? En efecto, fue él quien me la enseñó.

Caray. Y yo que pensaba que nunca volvería a sufrir sus técnicas en carne propia...

Glenn y yo aprendimos del mismo maestro. No sé cuántas veces entrenamos juntos... Más de las que soy capaz de recordar.

Lo sé. Hablaba de ti a menudo, y siempre te ponía por las nubes.

«Lord Dimitri es un luchador extraordinario. Su talento no tiene límites. Jamás lograré vencerlo.» En fin, te haces una idea.

¿De veras? A mí jamás me dijo nada de eso...

Por algo era hermano de Felix... En esa familia no son muy dados a las grandes muestras de afecto.

Y que lo digas. Pasábamos al menos tanto tiempo discutiendo como practicando.

Parece increíble, pero han transcurrido ya cuatro años desde la Tragedia de Duscur, cuando Glenn murió, junto a muchos otros.

Parece increíble, pero han transcurrido ya nueve años desde la Tragedia de Duscur, cuando Glenn murió, junto a muchos otros.

Sí, cómo pasa el tiempo... El mundo ha cambiado bastante desde entonces.

Pero hay algo que sigue igual: mi intención de convertirme en una gran caballero, como tú... y como Glenn.

Lo haré por mi tierra, el Sacro Reino de Faerghus, y por aquellos que dieron su vida por él.

Y, para ello... ¿aceptarás volver a medirte conmigo en el futuro, alteza?

Por supuesto. Sabes que valoro tanto como tú nuestras sesiones de entrenamiento.