Hapi

Nadie sabe con certeza qué fue de Hapi tras la guerra. Algunos creen que volvió a su pueblo y llevó una vida tranquila, mientras que otros sostienen que adoptó una nueva identidad en el subsuelo de Garreg Mach. No obstante, los libros de historia recogen un suceso muy revelador: unos años después de finalizar la guerra, un grupo residual de Serpientes de las Tinieblas volvió a amenazar la paz en Fódlan y fue derrotado por una misteriosa mujer que comandaba una horda de bestias.

Nadie sabe con certeza qué fue de Hapi tras la guerra. Algunos creen que volvió a su pueblo y llevó una vida tranquila, mientras que otros sostienen que adoptó una nueva identidad en el subsuelo de Garreg Mach. No obstante, los libros de historia recogen un suceso muy revelador: unos años después de finalizar la guerra, una facción residual de las Serpientes de las Tinieblas volvió a amenazar la paz en Fódlan y fue derrotada por una misteriosa mujer que comandaba una horda de bestias.

Nadie sabe con certeza qué fue de Hapi tras la guerra. Algunos creen que volvió a su pueblo y llevó una vida tranquila. No obstante, los libros de historia recogen un suceso curioso: cuando el Imperio inició su lucha contra las Serpientes de las Tinieblas, su ejército recibió en ocasiones la ayuda de una misteriosa mujer que comandaba una horda de bestias.

Tras ascender al trono como primer monarca del Reino de Fódlan, Byleth anunció su enlace con Hapi. La nueva consorte encontró numerosos detractores, que no veían con agrado sus misteriosos orígenes, pero la pareja real no permitió que las críticas les impidiesen trabajar por la restauración de Fódlan. Se dice que el pueblo acabó apreciando las aptitudes y la personalidad de Hapi, cuya participación fue decisiva años más tarde para acabar con los últimos coletazos de las Serpientes de las Tinieblas.

Tras convertirse en el nuevo Arzobispo de la Iglesia de Seiros, Byleth anunció su enlace con Hapi. La nueva consorte encontró numerosos detractores, que no veían con agrado sus misteriosos orígenes, pero la pareja no permitió que las críticas les impidiesen trabajar por la restauración de Fódlan. Se dice que el pueblo acabó apreciando las aptitudes y la personalidad de Hapi, cuya participación fue decisiva años más tarde para acabar con los últimos coletazos de las Serpientes de las Tinieblas.

Byleth y Hapi se casaron, pero enseguida tuvieron que centrar sus atenciones en los últimos coletazos de la lucha contra las Serpientes de las Tinieblas. Hapi no tuvo reparos en combatir en primera línea de batalla, junto a su marido, y se dice que no descansó hasta que la paz regresó a Fódlan. Tras el fin de la guerra, ambos desaparecieron y nunca más se supo de ellos. Sin embargo, largo tiempo después, apareció alguien que decía ser su descendiente con una crónica de la vida de la pareja. Según esta, se habían retirado a una aldea perdida de los bosques cercanos a las montañas de Oghma, donde disfrutaron de su amor bajo el cielo estrellado.

Al acabar la guerra, Hapi viajó a su remoto pueblo natal en compañía de Yuri, lo que suscitó un gran revuelo, pero permitió que Hapi se rencontrara con su familia. Superada la timidez inicial, acabaron celebrando una gran fiesta aquella misma tarde. Yuri no se esperaba para nada aquel repentino giro de los acontecimientos, pero no tardó en unirse a la algarabía y disfrutar como el que más durante los siete días —con sus respectivas noches— que duró el jolgorio. Pasados varios años volvieron a hacer otra visita al pueblo y sus habitantes se reunieron en una nueva celebración: un fastuoso convite de boda.

Hapi y Balthus desaparecieron luego de acabar la guerra. Durante un tiempo, su paradero fue un misterio, pero no tardaron en circular rumores acerca de un grupo de mercenarios de élite especializado en la eliminación de bestias y monstruos mágicos. Lo capitaneaba Balthus junto a su lugarteniente, Hapi, y juntos recorrieron todo Fódlan ayudando a quien lo necesitase. Sus miembros a menudo reían de forma estridente, y se dice que nadie jamás los oyó suspirar. Más tarde, contribuyeron de manera decisiva a la aniquilación de las Serpientes de las Tinieblas cuando una facción volvió a tomar las armas, aunque no existen documentos detallados de ese episodio.

Hapi y Balthus desaparecieron al poco de acabar la guerra. Durante un tiempo, su paradero fue un misterio, pero no tardaron en circular rumores acerca de un grupo de mercenarios de élite especializado en la eliminación de bestias y monstruos mágicos. Lo capitaneaba Balthus junto a su lugarteniente, Hapi, y juntos recorrieron todo Fódlan ayudando a quien lo necesitase. Sus miembros a menudo reían de forma estridente, y se dice que nadie jamás los oyó suspirar. Más tarde, contribuyeron de manera decisiva a la aniquilación de las Serpientes de las Tinieblas cuando una facción volvió a tomar las armas, aunque no existen documentos detallados de ese episodio.

Una vez acabadas las hostilidades, Hapi y Constance decidieron emprender un viaje juntas alrededor de Fódlan. Vagaron sin rumbo fijo, dedicadas a reparar las heridas de la guerra. Se dice que muchas personas salvaron la vida gracias al especial talento para la magia de Constance y los suspiros de Hapi. Finalmente, ambas regresaron a Garreg Mach, donde se dedicaron a las labores de reconstrucción en la superficie y en el subsuelo. Su amistad se mantuvo inalterable hasta el fin de sus días.

Dimitri fue coronado como nuevo monarca del Sacro Reino de Faerghus y dedicó sus energías no solo a restaurar sus tierras, sino también a desenmascarar a los verdaderos responsables de la Tragedia de Duscur, así como los planes de Cornelia. A su lado tenía a Hapi, que, tras conseguir un hechizo que le permitió librarse de su poder, centró sus atenciones en los últimos coletazos de las Serpientes de las Tinieblas. A la pareja se le veía a menudo tomando té en la capital, aunque se dice que ni siquiera en tales ocasiones dejaba Dimitri de hablar de asuntos políticos, lo que suscitaba los suspiros de Hapi y una posterior sonrisa de alivio al ver que no pasaba nada.

Tras la guerra, Ashe fue nombrado caballero y heredó el título de la Casa Gaspard, que no tenía más pretendientes. Poco después, anunció su enlace con Hapi. Juntos gobernaron sus tierras con justicia y mano firme. Sus obligaciones, unidas al cuidado de su familia, mantenían a Hapi tan ocupada que jamás tuvo ocasión de suspirar. Se dice que uno de sus pasatiempos preferidos era relatarles a sus hijos las aventuras de Ashe, y que su aversión hacia los caballeros pareció pasar definitivamente a mejor vida.

Tras la guerra, Linhardt renunció a su título y se casó con Hapi. Juntos buscaron refugio en el poblado oculto del que provenía ella, vinculado a san Timotheos. La sorpresa de sus habitantes se tornó en alegría al ver que se trataba de Hapi. Una vez instalados, Linhardt se entregó en cuerpo y alma a desentrañar el misterio del poder de su esposa, estudiando todo tipo de documentos, algunos escritos por el propio san Timotheos. No cejó en su empeño y pronto obtuvo los frutos esperados. Libre al fin de su maldición, Hapi vivió feliz el resto de sus días junto a su marido.

Desapareció tras la batalla de Garreg Mach y no se volvió a saber de ella. No pudo cumplir su promesa de acudir al rencuentro.

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