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Marianne, Byleth enter the scene
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Marianne
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¿Te pica aquí? Bueno, supongo que tú solito no vas a ser capaz de rascarte, ¿verdad?
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Claude enters the scene
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Claude
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¡Hola, Marianne!
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Marianne
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¡Ay! Ah, Claude, eres tú...
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Claude
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Lamento interrumpir esa conversación tan interesante que mantienes con Dorte, pero ¿podemos hablar un momento?
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Marianne
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¿Sobre qué?
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Claude
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Sobre esa carga tan pesada con la que crees que debes cargar. He intentado adivinar de qué se trata.
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Marianne
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Por favor, para... Me incomoda hablar de eso.
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Claude
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No tiene por qué. Es decir, no pienso decirle a nadie lo que he supuesto, ni siquiera a ti.
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Claude
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Pero, si mis conclusiones son correctas, sí que me gustaría contarte algo al respecto.
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Claude
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¿Te parece bien?
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Marianne
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Bueno, te escucho.
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Claude
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Érase una vez, en un reino muy lejano...
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Marianne
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Un momento... ¿Es un cuento?
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Claude
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Tú escucha... Érase una vez, en un reino muy lejano, un niño.
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Claude
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La sangre que corría por sus venas estaba maldita. O, dicho de otro modo, su madre era hija de un odiado enemigo.
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Claude
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Por ello, todos los que rodeaban al niño lo maltrataban.
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Claude
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El pobre no había hecho nada malo, pero la gente lo odiaba solo por existir.
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Claude
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Intentó defenderse, justificarse... mas nada de lo que hacía mejoraba su situación.
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Claude
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Cuando creció lo suficiente, el joven decidió huir de la ciudad. Y lo consiguió.
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Marianne
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Parece que no le quedaba otra opción. Yo habría hecho lo mismo en su lugar...
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Claude
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Sin embargo, su situación tampoco cambió así. Fuera de su país, se le repudiaba por el simple hecho de ser extranjero.
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Marianne
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Vaya, qué cosa más...
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Claude
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El joven se dio cuenta de que no tenía adónde ir. Y pensó que la única opción que le quedaba era destruir las fronteras que separaban a la gente.
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Marianne
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¿Destruir las fronteras?
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Claude
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Eso es. Si todos los pueblos se unían en una misma causa, el odio a los extranjeros dejaría de tener sentido, ¿no?
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Claude
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No sería fácil. Pero, si lo conseguía, la carga que lo había lastrado hasta entonces dejaría de existir.
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Claude
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La cuestión es que la gente nace con sus propias cargas y ataduras. Eso es innegable.
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Claude
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Pero dejar que su peso nos aplaste o bien apartarlas y olvidarse para siempre de ellas... es elección nuestra.
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Claude
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Así que ya sabes lo que pienso, Marianne: deberías librarte de tu carga.
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Claude
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Déjala ir. Ya va siendo hora...
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Marianne
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Pero... No sé si seré capaz...
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Claude
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No te preocupes; te ayudaré. Tú y yo somos iguales... Puedes contar conmigo.
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Marianne
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¿Iguales? Si no nos parecemos en nada, Claude...
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Claude
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¡Eh! ¿Has visto eso, Dorte? ¡He hecho que tu amiga se ría!
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Marianne
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Gracias por contarme esa historia. Supongo que no pierdo nada por intentar desembarazarme de mi carga, como dices.
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Marianne
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Podemos probar juntos...
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Claude
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Bien dicho. Y, cuando lo consigamos, cambiaremos el mundo entero.