Ingrid & Raphael A

Ingrid
¡Raphael! ¿Tú comiendo en la cantina?

Raphael
¿Por? Aquí es donde yo suelo comer casi siempre.

Ingrid
Si tu yo del pasado pudiera oírte decir eso...

Ingrid
Y, por lo que veo, también estás cuidando más tu aspecto últimamente.

Ingrid
No tienes la cara manchada de salsa ni las manos llenas de grasa. ¡Es admirable!

Raphael
Claro que no, Ingrid. Un caballero debe ser limpio y ordenado.

Ingrid
¿Qué has hecho con el viejo Raphael?

Raphael
Es todo gracias a ti. Dijiste que debía ser más pulcro si quería ser caballero, así que te hice caso.

Raphael
¿Crees que ya cumplo con los requisitos?

Ingrid
Bueno, desde luego vas por el buen camino.

Ingrid
Aunque te falta mucho por aprender. No se trata solamente de comer en el lugar apropiado y evitar mancharse de salsa.

Raphael
¡Seguro que lo tendría mucho más fácil si me casara contigo!

Ingrid
¿Eh? ¿A qué viene decir esa frivolidad?

Raphael
Es que eres muy refinada. Ya me has enseñado a ser pulcro.

Raphael
Si estuvieras conmigo todo el tiempo, ¡seguro que podrías enseñarme a ser un caballero de verdad!

Ingrid
Y dudo que fuera una tarea sencilla. Oye, Raphael, eres un encanto, pero...

Ingrid
Como ya te dije, no tengo intención de casarme.

Ingrid
¿Por qué no nos olvidamos del matrimonio y simplemente nos apoyamos mutuamente para llegar a ser los mejores caballeros posibles?

Raphael
Quizá tengas razón. Probablemente esa sea mejor idea.

Raphael
Sea como sea, ¡seguiré contando con tu ayuda para ser un buen caballero!

Ingrid
¿Sí? ¡Pues yo trabajaré con ahínco para ser una caballero incluso mejor que tú!

Raphael
¿Ah? No sé yo. Soy bastante duro de pelar.

Raphael
Aunque, si hay alguien que pueda lograrlo, esa eres tú, Ingrid. ¡Te lo garantizo!

Ingrid
Gracias, Raphael. Eso me alegra mucho.