Dorothea & Hanneman C

Hanneman
(Aaaah... Hora de relajarse.)

Dorothea
¿Profesor Hanneman? ¿Puedo hablar contigo un momento?

Hanneman
Claro, claro, Dorothea. ¿Qué puedo hacer por ti?

Dorothea
He oído que perteneciste a la nobleza y que renunciaste a tu título para venir aquí.

Hanneman
En efecto, antes era un noble. ¿Por qué te interesa? Eso fue hace mucho tiempo.

Dorothea
Ah, sabía que tenías algo de aristócrata, con ese lenguaje tan florido y esos modales perfectos.

Dorothea
Además, siempre luces una indumentaria impecable y desprendes ese aire de suficiencia.

Dorothea
Lo que me interesa saber es: ¿por qué decidiste dejar todo eso?

Hanneman
No dejé nada, hija. Al alejarme de su yugo, me sentí mucho más cerca del verdadero significado de la nobleza.

Dorothea
¿Y eso?

Hanneman
Considera lo siguiente: en sus orígenes, el concepto de «nobleza» se fundamentaba en que el poder debía ser ostentado por los mejores entre las masas.

Hanneman
Para mí, los mejores son aquellos que valoran el conocimiento, que aspiran a más, que poseen la voluntad de proteger y guían a los demás.

Hanneman
En la práctica, sin embargo, la nobleza sirve para mantener a quienes se considera plebeyos apartados de aquellos que nacieron nobles por casualidad.

Hanneman
Esa es una de las razones por las que abandoné aquel sinsentido y decidí volcarme en el estudio de los emblemas.

Hanneman
Aunque renuncié a mi posición social, lo hice por el propósito más noble de todos: el conocimiento.

Dorothea
Entiendo. Nadie te gana a noble, en el mejor sentido de la palabra.

Dorothea
(Mantenerse fiel a unos ideales tan admirables sin mirar por su posición social... Qué maravilla.)

Hanneman
¿Cómo dices?

Dorothea
Nada. Es que tus palabras han sido inspiradoras, profesor.

Hanneman
En ese caso, me alegro de haber sido de ayuda.