Edelgard & Miguela B

Edelgard
¿Puedo entrar, profesora?

Edelgard
¿Se puede saber qué le ha pasado a la habitación?

Miguela
Oh, nada importante. ¿Por qué lo preguntas? ¿Ocurre algo?

Edelgard
No, es solo que... ¿Quieres que te ayude a recogerla? Pero antes, tengo que preguntártelo: ¿cómo ha acabado en este estado? ¡Está hecha un reguero!

Miguela
Mejor no entrar en detalles. Basta con que sepas que mi habitación siempre tiene este aspecto tras una ruptura.

Edelgard
Entiendo... En fin, pongámonos manos a la obra.

Miguela
No esperaba que me ayudaras a recoger, Edelgard. Muchas gracias. Y ahora, ¿qué puedo hacer por ti?

Edelgard
He oído que últimamente no parecías tú misma y quise venir a ver cómo estabas.

Edelgard
Pero salta a la vista que algo te sucede, así que me ahorraré la pregunta.

Miguela
¿Tan obvio es? Quizá debería dejar de ser tan melodramática...

Miguela
En cualquier caso, quiero recompensarte por haberme ayudado con este desastre.

Edelgard
No necesito recompensa alguna, pero, si tuvieras la amabilidad de responderme a la pregunta que te hice en otra ocasión...

Miguela
Faltaba más. ¿Qué pregunta era?

Edelgard
¿Por qué decidiste retirarte?

Edelgard
Y me respondiste que recurrías a la Diosa para encontrar apoyo emocional, pero que del resto te ocupabas tú.

Edelgard
Debo admitir que no acabo de comprender qué querías decir con eso.

Miguela
¿Te dije eso? Um, es posible...

Miguela
Verás, me uní a la Compañía Operística Mittelfrank para convertirme en una gran estrella del escenario.

Miguela
Me encontré con muchas dificultades para llegar hasta la cima. A veces me pregunto cómo logré aguantar todo eso...

Edelgard
¿Qué sucedió en aquella época?

Miguela
Ay, hija, de todo.

Miguela
Con mis dotes de canto solo puse un pie en la ópera.

Miguela
Luego tuve que luchar constantemente y demostrar que era mejor que mis rivales.

Miguela
Llegué a ser la estrella del espectáculo a base de fuerza de voluntad. Nadie me regaló nada.

Edelgard
Ahora me doy cuenta de que estaba equivocada.

Edelgard
Al ver que tenías tanta fe, di por sentado que eras una pusilánime, incapaz de sobrevivir por ti misma.

Edelgard
Pero me has abierto los ojos y demostrado lo desencaminada que estaba, profesora.